NACIMIENTO, PERSONALIDAD Y RELACIONES
 
Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas son optimistas y otras pesimistas? Por qué algunos siempre andan apurados mientras otros tienden a entrar en postergación? Por qué muchos parecen tener un agudo sentido de la dirección, moviéndose siempre de un punto A a un punto B, mientras otros tienden a divagar, circunvalar, quedar a la deriva, perderse y tomar la carretera escénica, la menos transitada?
 
En relaciones, las diferencias de personalidad pueden ser, o bien una causa para la celebración, o una fuente de conflicto doloroso, incluso de separación. He sido testigo de demasiadas parejas que discuten en torno a sus cualidades personales, como por ejemplo el que uno sea mental y el otro sentimental, uno sociable y el otro antisocial. La comprensión de las raíces de tu personalidad puede ayudarte en dos sentidos: a aceptarte más a ti mismo y ser más tolerante y compasivo con tu pareja y, de hecho, con todas tus relaciones.
 
Por más de 30 años, he estado investigando en torno a los temas del nacimiento, personalidad y relaciones; y cuanto más estudio los aspectos científicos, psicológicos y espirituales del desarrollo temprano, tanto más me sorprende la poderosa influencia de nuestro nacimiento en nuestras vidas adultas. Aunque tendemos a atribuirle nuestras características básicas al ADN que heredamos, cada vez descubrimos más que la nutrición y la naturaleza juegan un papel trascendente en quienes nos convertimos y en quienes somos.
 
En el útero, el bebé se encuentra en un ambiente  de supremo aprendizaje, rodeado por un universo materno, al cual está íntimamente conectado. La mente y el cuerpo de la madre son la fuente del desarrollo del niño, desde el punto de vista físico, emocional y mental. La forma cómo la madre percibe su ambiente, sus pensamientos y sentimientos, son ¨descargados¨al niño en desarrollo, quien no tiene maneras de discriminar entre las influencias negativas y  las positivas. Si la madre es feliz y entusiasta respecto de la vida, su hijo hereda esas cualidades.  Si, por el contrario, ella está asustada, deprimida, preocupada o solitaria, en contraposición, el niño incorporará estas características. Para el momento en el cual el niño sale, ya está predispuesto a mirar la vida en concordancia con la radiografía de la vida que ha recibido de su madre. Puede haber nacido lento, subdesarrollado, hipersensible, temeroso, dudoso y temperamental, o bien puede saltar fuera del vientre, fuerte y saludable, entusiasmado para explorar, confiando en la vida y curioso por aprender.
 
En general, existen 4 guiones básicos de nacimiento.

El tipo 1 representa la historia del placer prenatal seguida de un nacimiento doloroso y /o de una experiencia dolorosa postnatal. Las personalidades tipo 1, en consecuencia, tienden a resistirse al cambio, el cual evoca dolor en sus mentes asociativas, prefiriendo la seguridad y alegría del status quo, el placer prenatal. Es pesimista frente al futuro.

El tipo 2 es la historia de un embarazo infeliz o poco saludable, seguido por un parto relativamente fácil. A las personalidades tipo 2 les encanta el cambio, se sienten incómodos con el status quo y pueden tener dificultades para sostener las relaciones. Es optimista frente al futuro.

El tipo 3 es la historia de un embarazo feliz y saludable seguida de un parto fácil, conduciendo a una personalidad estable, cómoda con quedarse o partir.

El tipo 4 es la historia de un embarazo negativo seguido de un parto negativo, lo cual tiende a producir la personalidad del ¨atrapado sin salida ¨, la persona que siente que, no importa cuál vía toma, siempre va a salir herido. Este es el tipo catastrófico.
 
Todas estas son generalidades. Especificamente, un nacimiento natural tenderá a conducir a un niño y adulto más seguro, especialmente si el nacimiento es seguido de abundantes abrazos y contacto físico en el primer año de vida. Una cesárea tiende a generar bebés con su propio sentido de la dirección, tomando con frecuencia el camino inusual, en vez del directo o estrecho. Un nacido rápido puede ir corriendo por la vida. Un prematuro puede hacer las cosas antes de estar listo para ellas. Un nacido por forceps puede tener un gran miedo al control y a la manipulación.  Un parto inducido puede resistirse a tomar decisiones, esperando que otros le digan qué hacer.
 
En las relaciones, muchos conflictos son colisiones de guiones natales, alimentados por la energía del nacimiento, la cual, como está asociada a la supervivencia, puede conducir a disputas intensas. Podemos aliviarnos sobre nuestros tipos natales y comprender por qué la gente reacciona como lo hace. Al final, lo que parecía un conflicto inevitable, puede disolverse en luz, amor y perdón. Podemos respirar aliviados y reírnos de nosotros mismos, en vez de llorar y gritar como bebés malcriados.
 

 
Bob Mandel

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