Articulo del blog de Maternidad Atipica. Comparto hasta la última coma.
«No necesito que nadie me la cuente: El TDAH sí existe.
Que se sobre-diagnostique y se sobre-medique, o cuán efectivo o nocivo pudiera ser el tratamiento farmacológico, es otra historia. Aunque, les cuento un secreto: que a un hijo le diagnostiquen TDAH, no significa que el padre necesariamente saldrá corriendo a la primer farmacia de turno, a comprar cuanto psicofármaco encuentre. De hecho, los casos en los que toman medicación son los menos.
Cuando tenes un hijo con Autismo podés ver en el día a día, llevándolo a las terapias, como tantos nenes con TEA tienen además asociado TDAH. Todos los casos son más o menos parecidos: padres que dedican el día entero a intentar canalizar la energía de su hijo, que llegan a la sesión y con su mirada ojerosa le cuentan a la terapeuta cómo el día anterior (como el resto de los días) el nene corrió, saltó, trepó todo el día en la plaza, jugó en la pileta, hizo integración sensorial, y a la noche durmió 4 horas (como el resto de las noches) y se despertó listo pata correr otra maratón lúdica.
Mi hijo hace un par de años tenía una percepción de su propio movimiento tan pobre que pasaba el día en el cuarto de integración sensorial que le armamos, hamacándose y tirándose de la rampa con patineta. Había que controlar que lo hiciera la cantidad justa de veces antes de que vomite por tanto movimiento. Y todo eso, para que luego estuviera tratando de dormirse durante 4 horas, golpeándose la cabeza contra mi pecho, para lograr dormir la misma cantidad de horas.
Es al día de hoy, que aunque bajó muchísimo su actividad, necesita su dosis de hamacada cada determinado tiempo (aproximadamente una vez por hora).
No son nenes que no reciben atención, ni que tienen padres que les moleste tener nenes en movimiento. NO, son nenes en los que su cerebro procesa muy poco el movimiento, y buscan esa sensación tan desesperadamente que no pueden quedarse quietos, y que eso no les permite ni sentarse un momento a aprender algo, ni descansar cómo debe hacerlo todo ser humano.
Y luego circulan notas como la que dice que en Francia hay menos TDAH porque los padres son más rigurosos, sin ningún tipo de demostración científica que relacione una cosa con la otra, así como yo podría decir que en Francia hay menos niños con hiperactividad porque comen caracoles de jardín (mi afirmación es tan científica como la nota mencionada), y en la opinión popular ya se forma la idea de que los padres que tienen niños con hiperactividad son los que generan dicha condición, por falta de reglas claras y límites… todo eso sin conocer a dichos padres, claro.
O nos dicen que el descubridor del TDAH antes de morir confesó que es un invento, en lugar de explicar que en realidad manifestó que estaba estudiando cómo se había llegado a sobre-diagnosticar y sobre-medicar, y no en una confesión de último aliento, sino que era en lo que estaba trabajando en su último tiempo de vida. Y todos salen a vociferar nuevamente que el TDAH es un invento, y que pobres niños, víctimas de padres que no quieren que jueguen y no quieren dedicarles tiempo, y tener a sus hijos dopados… ¡a la hoguera, esos malos padres!
Porque, seamos sinceros, nunca faltan los padres a los que les viene como anillo al dedo cuestionar realidades que no conocen ni por asomo, para compararse a sí mismos y decir: -¡qué bien lo estamos haciendo!-
La realidad, es que viendo continuamente nenes con TEA y con TDAH, son muy pocos los que llegan a la medicación. Que los médicos que hoy están actualizados, no medican porque sí, y que los padres, para llegar a medicar, hacen un largo recorrido de implementación de estrategias frustradas.
Y si el TDAH no existiera a nivel neurológico ¿Por qué los nenes con TEA son tan propensos a ser hiperactivos?
Ojo, también están los estudios científicos, y las notas serias, pero resulta que esas no se viralizan, no son leídas ni por la tía Pocha, ni por mi hermano Juan… ni por los docentes de nuestros hijos, ni por ninguna de las personas que realmente tienen la posibilidad de influir en nuestro día a día, y hacernos la vida un poco más liviana, a veces con alguna ayuda, y a veces tan solo con un poco de comprensión y empatía»
Articulo de Maternidad Atipica